La Incidencia De Los Conflictos Sociales En La Deserción Escolar En El Nivel Básico En Tepalcatepec Michoacán, México

La educación permite que las personas construyan su conocimiento y desarrollen su capacidad intelectual, moral y afectiva de acuerdo con la cultura y las normas de convivencia de la sociedad a la que pertenecen; refuerza los valores, costumbres y formas de actuar. Es dirigir, encaminar, tiene una acción docente que conduce, guía, doctrina, controla; pero también significa desarrollar y perfeccionar las facultades intelectuales, éticas y morales del niño(a), joven o adulto.

La educación es un proceso intencional que pretende el perfeccionamiento del individuo como persona y su inserción en el mundo cultural y social, entendiendo el proceso educativo como una parte activa en las sucesivas etapas de su larga y nunca concluida formación como individuo y como ser social (Paidican, M. 2010).

Desde hace algunos años, Tepalcatepec se enfrenta a un gran problema de inseguridad y violencia. Cabe señalar que fue en el año 2013 cuando un grupo de civiles armados se levantó en armas para hacer frente al crimen organizado, modelo de guardia autodefensa que rápidamente se replicó en diversos puntos de la entidad, lo que a su vez generó ingobernabilidad en Michoacán, provocando así las guerras entre poderosos cárteles, lo que dejó su principal saldo entre los adolescentes y afectó su desarrollo en distintas áreas como salud, alimentación, seguridad y educación. Muchos de sus derechos están siendo vulnerados debido a la crisis social que actualmente afronta nuestro país.

Con respecto a la educación, se ha reportado deserción escolar por diversas razones como la falta de interés, migración, falta de recursos económicos, necesidad de trabajar, reclutamiento y participación con este tipo de grupos que, como “gancho” ofrecen sueldos que para muchos adolescentes son algo increíble e inalcanzable, y de esta manera son expuestos como blancos en enfrentamientos y actos de violencia. Todas estas situaciones propician a su vez un clima familiar tenso, lleno de preocupaciones que a diario impactan a los niños, adolescentes y jóvenes, que se encuentran afectados por la vulneración frecuente de sus derechos, la disminución en su calidad de vida y el resguardo de su integridad personal.

La deserción escolar no se da simplemente porque los adolescentes no quieran estudiar, sino que es un fenómeno complejo que delata otras razones más profundas en la sociedad. Al abandonar la educación formal, el alumno pierde también la oportunidad de aprovechar lo que el sistema ofrece como proceso de socialización temprana, de educación en los valores cívicos, morales, democráticos, que luego el individuo pondrá en práctica durante la adultez a la hora de vincularse con los demás. A eso debe sumarse, obviamente, la interrupción del proceso educativo profesional, la cual trunca las posibilidades de superación del individuo, obligándolo a vivir del ejercicio de labores menos rentables, más sacrificadas o incluso ilegales, ya que carece de herramientas más complejas para ser útil a la sociedad de otros modos (Bustos, 2020).